Comunicación asertiva en las relaciones de pareja
La sabiduría popular está llena de frases o refranes que reflejan aspectos de la vida cotidiana, como por ejemplo: “a buen entendedor pocas palabras”; “a palabras necias oídos sordos”; “el que calla otorga”; “no aclares mucho que oscureces”; “por la boca muere el pez”; “la lengua es el castigo del cuerpo”; “en boca cerrada no entran moscas”; “las palabras se las lleva el viento”…y así entre tantos otros dichos como los mencionados anteriormente, que nos dan a entender cuanta complejidad hay detrás de la comunicación humana, debido a la diversidad de situaciones en las que esta se desarrolla, sin dejar de lado la influencia sociocultural que en muchas ocasiones marca la pauta de la interacción entre las personas, en los diferentes contextos en donde nos movemos en el día a día.
Y si nos referimos de manera especial a las relaciones de pareja, podemos observar la forma tan variada en que se entienden los miembros de esta unión que puede ser por tiempo limitado o ilimitado, según se haya planteado desde su inicio y de acuerdo con la evolución de esta; además de las características particulares de cada una de ellas, que las pueden convertir en relaciones funcionales o disfuncionales, según sea el caso en cuestión. Así vemos que en esas expresiones sencillas muchas veces nos escudamos para justificar ciertas acciones o comportamientos que dejan entrever nuestras emociones o esos sentimientos que en algunos otros momentos se hallan reprimidos.
Sin embargo, todo tiene su espacio, y así como “toda regla tiene su excepción”, tenemos que tener cuidado con algunas de ellas, porque por ejemplo, no siempre la persona que guarda silencio es porque admite que el otro tiene la razón, o porque sencillamente ha cometido algún error; y en este sentido cada vez es más frecuente en la consulta de parejas que uno de los dos o ambos miembros comente(n) que ha(n) aplicado la famosa “ley del hielo” luego de una discusión muy acalorada que tuvieron antes de tomar esa salida que consideraron fue la mejor para ponerle fin a su desacuerdo; sin tener presente que esto en vez de ayudar lo que hace es complicar la situación y retarda la solución del problema, cualquiera que haya sido el motivo desencadenante de esa desavenencia.
También ocurre que no siempre hay que ser tan “tacaño” con las palabras solo porque tú deduces que tu pareja debe entenderte lo que le dices; al contrario, esto puede prestarse para suposiciones o malas interpretaciones que después podrían derivar en un conflicto mayor. Igual ocurre con aquello de que “las palabras se las lleva el viento”, y aquí olvidamos que esas palabras quedan resonando en el otro, y si las mismas fueron dichas de mala manera y acompañadas con alguna ofensa o insulto, tu compañero/a puede sentirse muy herido/a y hasta llegar a irritarse o a hacer explosiones de ira incontrolables que le cause un gran daño a su relación.
Con la llegada de las redes sociales ha surgido una interesante paradoja y es que lo que se suponía que sería una herramienta útil para fomentar la comunicación entre los seres humanos, al mismo tiempo se ha convertido en un arma de doble filo debido al mal uso que muchos hacen de ellas; tal es el caso de las personas que se han vuelto “adictas” al uso del celular o a cualquier tipo de artefacto tecnológico, con la única finalidad de “desconectarse” un poco de su mundo real, lo que implica a su vez una forma de incomunicación con su pareja, que se queja porque él o ella no le presta atención cuando le está hablando, o pasa más tiempo del que debiera navegando en internet o “chateándose” con quien se le aparezca en línea, sin tomar en cuenta las necesidades del otro, que tan solo quiere compartir algunos momentos agradables con su compañero/a de vida.
Esto es bien sabido por todos, que tal innovación ha traído otros problemas de diversa índole, entre ellos: descuido de la relación, apatía, desconfianza, inseguridad, celos, infidelidad, ciberadicción, adicción al sexo, consumo de sustancias, deformación en la percepción de la imagen corporal, cambios drásticos en la alimentación, alteraciones del comportamiento, malentendidos y muchos otros que inciden de manera negativa en la relación y en el propio individuo.
A pesar de todo lo controversial que pudiera ser el uso de las redes sociales, no se debe dejar de lado que las mismas son muy poderosas a la hora de mantenernos informados acerca de lo que acontece cada día alrededor del mundo y en nuestra propia vida; además de que nos permite mantener una comunicación fluida con nuestros seres queridos; y es aquí precisamente en donde le podemos sacar el mayor provecho; así un mensaje de amor y/o de cariño puede hacerle el día más agradable a alguien, compartir una canción o un video interesante puede sacarle una sonrisa a quien lo necesita, “una imagen vale más que mil palabras” y algunas imágenes pueden darle ánimo a alguien que no se encuentra en su mejor momento…Si tan solo le buscamos la vuelta y la utilidad que tienen esos recursos, lograríamos tener una comunicación más efectiva o asertiva con las personas que amamos.
En esta misma dirección acerca de lo que tenemos que hacer para comunicarnos mejor con nuestra pareja, debemos tomar en cuenta tanto el lenguaje verbal como el lenguaje gestual y corporal, ya que hay personas que no suelen tener congruencia entre lo que dicen y la expresión de sus gestos o la postura que adopta su cuerpo o parte de él, para transmitir un mensaje y esto se puede prestar para que el mensaje llegue distorsionado o confuso a la persona que lo recibe, pudiendo dar origen a discusiones sin sentido y que no aportan un beneficio a la relación.
Es así como la comunicación asertiva puede ser la mejor herramienta para una buena conexión entre parejas de diferentes edades, culturas e ideologías. Para lograr poner en práctica una comunicación asertiva con tu pareja primero debes entender de qué se trata la misma; algunos expertos en la materia la definen como, “una forma de comunicación en la que expresas tus ideas, sentimientos, y necesidades de forma directa, segura, tranquila y honesta, al mismo tiempo que eres empático y respetuoso con las otras personas”. Para llevar a cabo esa comunicación efectiva o asertiva deberás aplicar las siguientes recomendaciones:
- Expresa tus ideas y emociones de forma directa, honesta, empática y respetuosa.
- Haz valer tus derechos y respeta los derechos de tu pareja (sin intentar imponer tus creencias y sin quedarte callado).
- Manifiesta tus sentimientos sin juzgar ni culpar a tu pareja (cada uno debe asumir las consecuencias de sus acciones y los errores que se cometen). Usa un lenguaje en donde no culpas, juzgas o descalificas.
- Comunícate de forma firme, tranquila y segura, pide o exige con calma, fortaleza y seguridad.
- Solicita lo que necesitas sin olvidarte de las necesidades de tu pareja (llega a acuerdos).
- Escucha con atención lo que tu pareja te dice, sin interrumpirla.
- Enfrenta las situaciones de conflicto de forma constructiva (escucha, mantén la mente abierta, respeta las diferencias).
- Asegúrate de que el mensaje se entendió correctamente.
Si aplicas la comunicación asertiva de manera constante en tu relación de pareja lograrás afianzar ese vínculo afectivo, y podrás fortalecer aquellas cosas que necesitan ser fortalecidas entre ambos, para que puedan continuar el camino conectados en todos los ámbitos, desde lo emocional hasta lo más íntimo, permitiendo a la vez que cada uno desarrolle sus propias potencialidades y motive al otro para que avance en su crecimiento como persona, recordando siempre que “amándose a sí mismo amará mejor al otro”.
Centro Vida y Familia Ana Simó
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