El respeto que les debemos a nuestros hijos e hijas
Mucho se habla sobre el respeto que nos deben nuestros hijos/as, sin embargo, es raro que nos detengamos a pensar en el respeto que merecen ellos/as, nos enfocamos en que sean individuos/as respetuosos, pero de qué manera y hasta qué punto podemos educar con el ejemplo. ¿Cómo se puede hacer?
Infórmale a tus hijos cuando los saques de sus rutinas
Es probable, que en el frenesí que a veces nos “montamos” y que mucho tiene que ver con el ritmo de vida de cada uno de nosotros, no de nuestros hijos/as, que son quienes nos acompañan a vivir de la manera en que lo decidamos, pasemos por alto la estructura que ya hemos logrado formar con ellos/as, y para el buen cuidado de la misma es necesario, que informemos a nuestros hijos cuando esta estructura pudiera sufrir cambios, por ejemplo, si hubo inconvenientes en el fin de semana y no va a ser posible que los niños/as asistan al colegio (por poner un ejemplo de rutina extremo) será respetuoso que le informemos “hoy no vas al colegio, a mamá y papá se les hizo imposible, por tal y tal situación” no hay que dar tantos detalles, pues ellos no tienen por qué confrontar (niños pequeños) las decisiones de sus padres.
Respeta los límites de tus hijos
Es normal, que creamos que nuestros hijos son propiedad nuestra, y bueno, genética y biológicamente hablando pudiéramos decir que si, sin embrago, son la formación de un nuevo individuo, que podrá poner límites sanos (dependiendo de la estructura y la crianza dada), estos límites empezarán siendo muy sencillos, como negarse a saludar y/o negarse a dar besos a los propios padres, y bueno, así como también pedimos que se respeten los límites que ponemos para ellos “no te subas en la mesa” “ haz tus deberes a tal hora”, “respeta la habitación de mamá y papá” de la misma forma debemos respetar cuando estos no quieran ser abrazados o cuando no estén en disposición de saludar (explicando reglas de educación y normas de conducta).
Respeta y a la vez contextualiza sus enojos
Estar enojados cuando somos adultos, es una variable que está muy bien validada, pedimos espacio, tiempo y comprensión al respecto, de manera que podamos, estar en intimidad con nuestro enojo, entenderlo y luego esperar que pase el malestar, respetar a nuestros hijos va a implicar que hagamos lo mismo por ellos, por ejemplo, una rabieta, (como madre les puedo asegurar que a mí también me resulta difícil no acudir a las viejas formas de enfrentar una rabieta) en este momento, debemos dar el espacio al niño/a de que se sienta enojado, explicarle que entendemos su enojo y proporcionar posibles soluciones a mejorar su estado de ánimo, luego de ahí y si no se está haciéndose daño físico es dejar que las cosas sucedan, de manera que respetemos su estado de ánimo y a la vez proponer un espacio para la auto regulación de las emociones de nuestros pequeños/as.
Respetar sus decisiones
Ojo, esta línea es muy delgada y dependerá de que tan claro estén nuestros hijos/as de quien lleva la autoridad en esta dinámica filio-parental sin embargo, dentro de esta autoridad y respetando ese ser humano pequeño habrá que proporcionar un espacio en el que estos también puedan decidir, un ejemplo de cómo hacerlo es darle varias opciones por ejemplo, a la hora de cambiarles de ropa, y permitir que de esas opciones ellos puedan elegir la que más les guste; de esta manera no estaremos poniendo en sus manos lo que van a vestir sino abriendo un espacio seguro de lo que ellos puedan decidir, lo mismo puede pasar con los desayunos, comidas o cenas, dar varias opciones (si se puede) y que ellos elijan que comer, dentro de los límites claros de los padres.
Respeto tu presencia
Y bueno, ¿a quién no le molesta que cuando estamos compartiendo una conversación con alguien ésta esté pendiente al celular o a otra cosa? Pues bueno, estamos hablando de respeto a los hijos y aunque ellos a lo mejor no sepan identificar todavía las faltas de respeto, merecen toda la atención igual que si estuviéramos con un adulto igual; ojo, no es que no lo toquemos o mandar el mensaje de que no puedo hacer otra cosa mientras estoy contigo, sino, que será necesario que estemos de manera real cuando compartamos un espacio con ellos, usar este dispositivo si queremos tomar fotos o videos del momento que estamos viviendo, pero tratar de no establecer conversaciones en paralelo (si no es necesario) o actividades que quitan la atención plena del momento que se está viviendo con nuestros hijos.
Respetar a nuestros hijos/as es el primer paso para exigir que sean individuos respetuosos, no tan solo hacia nosotros como figuras de autoridad sino también a sus iguales, proponiéndole una crianza de justicia en la que no importa su edad, su género, merecen el respeto incluso de parte de sus padres; el respeto a los demás empieza en la casa.
Por Mabel Mejía Espinal
Psicóloga. Terapeuta familiar y de parejas
Imagen de: www.foreverymom.com