EL AMOR EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS
Al iniciar este año 2020 la inmensa mayoría de nosotros se sentía entusiasmada con los sueños y proyectos que nos habíamos trazado el año anterior. Muchos de esos planes ya tenían fechas tentativas para ejecutarlos, algunos con estimaciones muy cercanas al tiempo real y otros con la posibilidad de cumplirlos a medida que transcurrieran los meses y dependiendo de diversas circunstancias; entre las cuales la económica era la que cobraba mayor peso, amén de que los agobiantes horarios de trabajo, la rutina doméstica, las exigencias académicas o la salud de cada uno pudieran alinearse para lograr tan anhelada meta.
A casi nadie le hubiera pasado por la cabeza que algo tan terrible estaba por derribar todos esos sueños y tampoco nos imaginábamos que lo peor aún estaba por llegar. Ese mal que ya andaba caminando por otro lado y del que oíamos hablar en los noticieros, en las redes sociales, y a otros que se interesaban por el tema; en algunos casos la curiosidad morbosa de algunos era la que realzaba la importancia del asunto y como algo que tenemos en común con algunas culturas, solo veíamos el problema como “algo que les pasa a otros”; más de uno comentaba “¿Viste lo que le está pasando a la gente de Wuhan, en China?; “eso les pasa por comer esos animales raros”…”eso no pasa acá”…y de pronto en un corto tiempo, la infección se había propagado alrededor del mundo y de igual modo empezaron a desbaratarse las ilusiones, los sueños, a dominarnos la angustia, el miedo, la ira, la desesperanza, en forma de pensamientos negativos, catastróficos y pesimistas, o bien nos volvimos seres impulsivos o compulsivos en rituales que nos enloquecen; con comportamientos erráticos, absurdos en ocasiones; obedeciendo a un confinamiento impuesto para limitar el daño, lo que nos obligó a modificar rutinas para adaptarnos mejor a ese cambio tan radical que nos dio la vida o mejor dicho ese terrible “coronavirus”, que ha sido una plaga de la cual nos ha costado librarnos.
Tan alarmante y grave ha sido esta situación, que científicos de todo el mundo han sumado sus esfuerzos para tratar de combatir este mal, que ha cobrado la vida de muchas personas en todo el planeta; hasta los líderes políticos han tenido que dejar de lado otros asuntos, para poder dedicarse a frenar esta pandemia con los recursos con los que cada uno cuenta en sus respectivos países. Así mismo, la dirección de instituciones, el apoyo espiritual de diferentes creencias, grupos y personalidades influyentes, han entendido de algún modo que el esfuerzo de todos es lo que debe prevalecer en estos tiempos de crisis. Algunos de los científicos más brillantes se han dedicado a investigar cómo se originó el virus, otros a encontrar el tratamiento que garantice la cura definitiva de la enfermedad, y no olvidemos a ese grupo que trabaja para determinar los cambios que debemos hacer en nuestro estilo de vida para evitar que algo así nos pueda volver a suceder en el futuro.
Con este panorama que parece algo desalentador, me encontraba reflexionando acerca de si el título de este artículo debía nombrarse así o tal vez debía cambiarlo, porque díganme ustedes, mis queridos lectores ¿cómo se puede hablar de amor en este tiempo de cuarentena?, no me sorprenderían sus respuestas, porque yo también me lo he cuestionado, pues la mayoría de los escritos que he podido leer tanto de gente desconocida como de buenos y cercanos personajes, han sido textos que se refieren a la ansiedad en tiempos de coronavirus, al manejo del estrés, la depresión, qué hacer con los hijos…y cualquier cantidad de temas en donde el amor apenas se asoma en palabras como el “autocuidado”, y otras expresiones afines; ¿pero de amor en forma abierta quién se ocupa?, si nos bombardean a diario con noticias de cómo evitar el contagio, de la importancia de quedarse en casa, de las medidas de emergencia, y así muchas otras
Pero quién te dice cómo debes vivir el amor en este tiempo especial y diferente en varios aspectos, ¿cómo hacer para que el amor, si aún existe, se mantenga vivo? ¿cómo hago para recuperar el amor que siento que he perdido, en esta situación? ¿qué debo hacer para identificar lo que no es sano para el amor? ¿se ha visto perjudicado el amor propio, porque ahora debo dedicarme al amor hacia los otros que están en cuarentena conmigo? ¿este tiempo juntos debo aprovecharlo para expresar mi amor y así cuando todo pase, eso vivido se tome en cuenta?… la lista de interrogantes puede ser tan larga como sea cada caso en particular.
En tal sentido, debo recurrir a un elemento del que hacen uso frecuente los psicólogos sociales, y es precisamente el del concepto de “ROL”, que se refiere al papel o función que cada uno de nosotros cumple dentro de una sociedad; existen varias clasificaciones de esos roles y es común que dependiendo de nuestra interacción con otros, podamos ejercer más de uno de ellos, así una persona puede ejercer el rol de individuo, si tiene hijos también tendría el de padre o madre, y por supuesto si tiene un (a)compañero (a), tendría el rol de pareja; y para qué nos sirve conocer todo esto de los roles, pues precisamente para entender que “el amor en tiempos del coronavirus”, o lo que es lo mismo “el amor en tiempos de cuarentena”, va a depender en gran medida de esa función que usted está cumpliendo actualmente y bajo qué circunstancia le tocó vivir ese aislamiento.
¿Le agarró estar solo(a)?, entonces el amor propio en forma de autocuidado es una opción, aunque no la única pues si tiene familia puede aprovechar de forma positiva la tecnología para comunicarse con ellos; ¿vive con su pareja y están solos?, deben entender que ese amor tiene que repartirse entre lo individual (amor propio) y la pareja (compartir actividades, demostración mutua de cariño), es decir que sigan un poco lo que menciona el refrán “ni tan calvo ni con dos pelucas” (ni metido en solitario en un teléfono o computadora o estar como un chicle pegado al otro todo el día), recordando que los extremos pueden ser perjudiciales; pero si se trata de la familia, tenemos que equilibrar las demostraciones de afecto entre todos los miembros, especialmente tomando en cuenta las personalidades de cada uno, habrá algunos que son más melosos o cariñosos, otros más secos y fríos, algunos preferirán estar callados y con tendencia a aislarse, los habrá más gruñones e irritables, otros son más controladores, y así con otros rasgos, es decir, hay que reconocer esas diferencias individuales a la hora de ejercitar sus expresiones de amor.
Por último, pero no por ello menos importante, tenemos que hacernos una pregunta que quizás a algunos les parezca algo tonto e insignificante, y hasta pudieran hacer bromas y burlarse de alguien porque se atreva a hacérsela, y es la siguiente: ¿qué es lo que entiendo yo acerca de lo qué es el amor?, pues podrían llevarse muchas sorpresas cuando traten de encontrar esa respuesta, a lo que agregaría como terapeuta que en medio de situaciones de alta tensión e incertidumbre como la que estamos viviendo con la pandemia del coronavirus, el ser humano puede sacar lo mejor de sí y salir fortalecido de esta situación, pero también corre el riesgo de que ocurra lo contrario, y surjan los demonios que estaban atrapados o se manifiesten otras conductas reprimidas que puedan hacer estragos tanto en lo que es el amor hacia sí mismo como lo es el amor hacia sus semejantes de la especie humana.
Como nuestra labor no es juzgar sus acciones o comportamientos sino ayudar a que se mantengan sanos emocionalmente, les reiteramos nuestro compromiso en pro de ese bienestar; para ello que mejor frase para culminar este escrito que dejarles con el slogan de nuestra institución “llevamos armonía a su hogar”…
Dra. Mirta castillo
Psiquiatra-terapeuta sexual y de pareja
Imagen tomada de: www.telemundo47.com