Tecnología de información y la comunicación en las familias
La familia tiene la responsabilidad de trabajar en equipo para poder vigilar y controlar el uso que nuestros hijos dan a las tecnologías de información y comunicación-TIC. Ante los escasos o ausentes límites que la realidad virtual ofrece, la familia se encuentra frente a un reto importante; y es poner en práctica algún sistema más efectivo que nos permita como padres manejar y controlar las informaciones que son continuamente bombardeadas por los medios de comunicación masiva, más aún en las redes sociales y el internet.
Se ha comprobado que el mal uso de los recursos de comunicación es uno de los elementos que influyen en el aumento de las conductas agresivas reflejadas en las relaciones entre los hermanos, en la relación padre e hijo y de los niños en las escuelas. Sin embargo, todavía no ponemos en práctica un sistema de monitoreo y de seguridad efectiva, que nos asegure mínimamente calidad de la información que reciben nuestros hijos e hijas.
Contrario a ello, acudimos al uso de las tecnologías como nuestros sustitutos de crianza, a veces por tiempo prolongado. Caemos sin darnos cuenta en el error de no acomodar en nuestras agendas espacios para actividades con nuestros hijos e hijas. En ocasiones, somos capaces de reconocer que este recurso suele “idiotizarlos” por un buen rato, pero soslayamos la influencia negativa que reciben sin monitoreo ni control adecuado y efectivo.
Los padres tenemos la obligación de revertir eso, practicando con el ejemplo y transmitir a nuestros hijos e hijas el concepto de familia como fuente modelo de valores y normas. No podemos dejar a extraños este derecho y este deber para bienestar nuestro, de nuestros hijos, y para la sociedad en la que hemos acordado vivir.
Por ello, necesitamos establecer límites claros que deben ser socializados con todos los miembros de la unidad familiar, primordialmente los pequeños. Debemos hablar con nuestros hijos, explicarles el porqué de las cosas pues ello permitirá una mayor comprensión y aceptación de sus acciones y las consecuencias que de ellas se desprendan.
Debemos confeccionar en compañía de nuestros pequeños y adolescentes un horario de actividades que cree una rutina saludable. De esta forma, reducimos las horas de televisión y el uso prolongado del internet y sus redes sociales. El control parental, es necesario. Los padres debemos monitorear el tipo de programas o dibujos animados que ven nuestros hijos, para que en la medida de lo posible estos vean programas sanos; que no promuevan violencia ni vayan contra las normas y principios que rigen la familia y nuestra sociedad.
Disponemos en nuestras comunidades de actividades que bien pueden acomodarse en las tardes en la medida en que nuestras posibilidades lo permitan (deportes, pintura, danza, etc.). Además de los parques, clubes e iglesias, como espacios sociales que pueden prestarse para ello, existen diversas instituciones que ofrecen programas a bajo costo -Bellas Artes, Ministerio de Cultura, clubes culturales y deportivos y clubes recreativos entre otros-. Investiguemos en nuestra propia comunidad o sus proximidades su disponibilidad y hagamos uso de ello.
En la calidez de nuestros hogares, fomentemos también actividades en familia. A veces, un juego de mesa -parchis, monopolio, rompecabezas, entre otros, suele ser muy entretenido y nos ayuda a conocernos más profundamente; así como contribuye en mejorar la comunicación y a fortalecer la unidad familiar. Este tipo de actividades promueve también la cercanía y fomenta la integración de sus miembros sin necesitar de un margen de tiempo muy amplio. Otra opción es ver una película, compartir un momento de lectura y reflexión sobre temas de su interés para el desarrollo de nuestros pequeños.
Vivimos con mucha prisa y mucho estrés, no hagamos de nuestras familias el recipiente de desahogo de la carga que llevamos. Ser padre y madre es un trabajo arduo pero también nos gratifica con el mejor de los regalos: hombres y mujeres de bien que aportan y construyen una sociedad diferente, solidaria, pacífica y armoniosa.