¿Por qué sentimos miedo a crecer?
¿Recuerdas cuando eras niño y no tenías responsabilidad alguna más que jugar, obedecer a tus padres y verlos solucionar todos los inconvenientes a tu alrededor? Es normal pensar en esos momentos y sentir mucha nostalgia. Luego de la maravillosa etapa de la niñez nos encontramos con la preadolescencia, la cual conlleva cambios tanto hormonales como físicos y que arrastra muchísimos miedos sobre lo que acontecerá en nuestras vidas.
Es común que al entrar en la etapa de la pubertad, se manifieste el pánico a crecer. Sin embargo, a esa edad los niños no están conscientes de que el crecimiento los llevará evolucionar como seres humanos a través de desafíos y aprendizajes, los cuales cada vez se vuelven más complejos.
En el caso de los niños se pueden presentar miedos comúnes que se encuentran:
- El tener que comportarse de una determinada manera.
- Asumir las consecuencias de sus actos.
- Llegar a la adultez y que esta etapa esté asociada a la negatividad.
Para los adolescentes los desafíos están orientados a asumir las responsabilidades y deberes y a tomar decisiones que repercutirán en la adultez.
El miedo a crecer se puede presentar de dos formas: con el síndrome de Peter Pan y con la gerantofobia o gerontofobia.
El síndrome de Peter Pan es padecido por los adultos, y consiste en que estos se comportan como niños o adolescentes pese a su edad, y son incapaces de tomar la responsabilidad de sus actos y la vida adulta. Por otro lado, está la gerontofobia, (asociada más a la edad de los 30) conocido como un trastorno de ansiedad que se distingue por el miedo a que pasen lo años y que la persona sufra un cambio de apariencia, tenga que depender de los demás, pierda la movilidad, sea llevado una residencia o su salud empeore.
Ahora bien, siendo esto un comportamiento que podría tener repercusiones en etapas de desarrollo posteriores … ¿Qué puede hacer al respecto para manejar esta situación con su hijo(a) antes y durante la adolescencia?
–Dialogar sobre los cambios: Conversar sobre los cambios que se están por vivir y explicar que es un proceso normal del crecimiento ayudarán a que el niño afronte con más comprensión los desafíos que se presenten.
–Permitirle vivir sus etapas: En muchas ocasiones, como padres sobreprotegemos a nuestros hijos procurando su bien, sin embargo, ir adquiriendo independencia desde preadolescentes les da seguridad y valentía, al igual que los va preparando mentalmente para asumir las responsabilidades de la adultez.
–Lograr que asocien la adultez con una etapa positiva: Hacer todo lo posible por no manifestar constantemente problemas económicos, laborales y de pareja frente al niño. Por el contrario, no hacer que el niño también se preocupe por estos ya que puede entender que cuando le toque crecer pasará por lo mismo.
–No dudar de buscar ayuda profesional: Si notas que el miedo que siente el niño se está saliendo de control, consulta a un profesional del área. El no actuar a tiempo puede causar problemas de estrés y ansiedad que empeoren con la edad.
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