Familia Patriarcal, ¿puede el padre también ser madre?
El patriarcado es una estructura familiar que se caracteriza por la autoridad de los hombres sobre las mujeres y sus hijos en la unidad familiar. En esta estructura familiar las mujeres son consideradas subordinadas cuya principal misión es la de procurar la reproducción y el cuidado del hogar.
El núcleo del poder está ocupado en forma exclusiva por el padre quien se destaca como modelo de excelencia y debe ser respetado sin ser cuestionado. En este tipo de familia predomina la estructura, la ambición y la competitividad, sobre la cohesión, el afecto y la armonía que provee una madre.
En el sistema patriarcal la educación de los hijos, sus tareas cotidianas, las actividades de esparcimiento o recreación, la disciplina y sus opciones futuras están sujetas a la decisión del padre. El grado de exigencias es muy alto y rígido. Las expectativas sobre los hijos, especialmente los varones y, aún más, el hijo mayor pueden resultar angustiantes dificultando esto la autoestima, el rendimiento y la estructuración del yo. Cuando la meta se enfoca en conseguir que triunfen los hijos, la obtención de los objetivos se convierte en una tortura psicológica para los mismos.
El patriarca no admite la autonomía de los hijos ni de la esposa, no está dispuesto a respetar su individualidad y el derecho de tomar decisiones personales. No permite que desarrollen su autonomía, sino que controla sus decisiones, relaciones, estudios o lugar de trabajo.
Las personas que viven bajo un patriarcado pueden desarrollar una indefensión aprendida, una posición pasiva y sumisa frente al maltrato, agresividad contenida o exteriorizada, dificultad de relacionarse con figuras de autoridad, impulsividad, entre otras consecuencias de un estilo de crianza autoritario como este.
En un sistema como este el rol de la madre es subestimado, descalificado, desvalorado, estableciendo a la misma como un miembro del sistema sin mayor relevancia. Es usual que el padre, se sienta en la capacidad de suplantar su rol. Sin embargo, así se lo proponga, un padre no puede sustituir el rol de una madre. El rol que cumple cada uno dentro del sistema familiar es complementario, por lo tanto, dentro de las características de cada uno existen diferencias que no pueden ser suplidas por el otro.
En una estructura patriarcal los hijos pueden repetir el patrón del padre: controlador, posesivo, autoritario; o el de la madre: sumisa, dependiente, pasiva. En esta dinámica familiar encabezada jerárquicamente por el padre, existen consecuencias negativas que con un sistema de socialización familiar democrático no se crearían.
Lic. Lorraine Isa, M.A.
Terapeuta familiar y de pareja
Especialista en intervenciones en psicoterapia
Centro Vida y Familia Ana Simó
Imagen tomada de: cristianos.com