Bajo el poder de los celos
Cuando se habla de las relaciones de pareja es inevitable mencionar el tema de los celos, ya que tradicionalmente estos han generado algún tipo de conflicto en la dinámica relacional. Aunque la mayoría de nosotros ha repetido la célebre frase “el que cela es porque ama”, es notorio observar cómo muchos la repiten tanto que la validan como una verdad absoluta, y la acuñan como parte de su repertorio cotidiano. Si bien sabemos que los celos pueden estar presentes en cualquiera de nosotros, también es cierto que debemos cuidarnos cuando estos se escapan de nuestro control y nos acostumbramos a vivir bajo su poder, porque no logramos “mantener a raya” esa emoción que nos consume y nos agobia a tal punto que termina por destruir algo que es tan valioso para nosotros, el amor de la persona a quien elegimos para ser nuestro/a compañero/a de vida.
Para entender un poco acerca del tema en específico de “la celotipia” o los llamados “celos patológicos”, es importante señalar que los celos pueden definirse como “una respuesta emocional que surge cuando una persona percibe una amenaza hacia algo que considera propio”. Según la Real Academia Española (RAE), los celos son “una sospecha, inquietud, o recelo de que la persona amada haya puesto su cariño en otra, o de que alguien pretenda alcanzar o disfrutar de algún afecto personal”; y quizás en este contexto se podría decir que cualquiera de nosotros ha manifestado alguna vez unos celos que pudiéramos denominarlos “normales”, ya que hemos sentido ese temor ante la posibilidad real de sufrir esa pérdida o ese abandono.
Pero más allá de lo que se considera dentro de la normalidad, ya que es algo que la gente se cuestiona y a la vez tiene la capacidad de autocontrolar; debemos hacer énfasis en esos “celos enfermizos” que muchas veces son motivo de conflictos entre las parejas y en el peor de los casos desencadenan lamentables tragedias, pues se suceden actos de violencia que pueden llegar más lejos ocasionando la muerte de uno de los miembros de la pareja o de ambos (homicidio/suicidio), que es lo que tradicionalmente se le ha dado erróneamente el nombre de “crimen pasional”, que encaja más con el enunciado triste y sensacionalista de una noticia en cualquier medio de comunicación, que con lo que significa realmente, pues esto enmascara aspectos que no van acordes con la salud mental de las personas.
Ahora bien, cómo podemos saber si alguno de nosotros o alguien a quien conocemos está padeciendo de esos “celos patológicos”; quizás algunos de los síntomas que se describen a continuación, pueden servirnos como guía para evaluar cada caso en particular.
- Presencia de pensamientos constantes, absurdos y obsesivos acerca de una posible infidelidad de su pareja, que le producen malestar y desequilibrio emocional.
- Realizar conductas con el fin de comprobar un engaño: revisar el celular, los correos, las redes sociales o la ropa y el vehículo de su pareja.
- Demanda la atención constante y exige pasar más tiempo con su pareja, para poder controlarlo mejor.
- Siente desconfianza de los compañeros de trabajo, amigos y hasta de familiares, ya sean estos últimos parientes cercanos o lejanos.
- No aprueban que sus parejas realicen actividades individuales recreativas o sociales.
- No les permiten a sus parejas que compartan con otras personas, aunque exista la posibilidad de que puedan acompañarlos.
- Imaginan que el arreglo y cuidado personal de su pareja (asearse, afeitarse, vestirse, perfumarse, maquillarse), es para gustarle a otras personas.
- Tienen una baja autoestima, son inseguros y necesitan la aprobación constante de la pareja.
- Frecuentemente critican, humillan y desvalorizan a su pareja tanto en público como en privado.
- Mantienen un elevado nivel de ansiedad, se muestran irritables, agresivos, con actos de violencia verbal y/o física; con tendencia a sufrir de depresión.
Luego de que hayamos identificado algunos de esos síntomas que presenta una persona que sufre de celos patológicos, nos queda la inquietud acerca de qué se puede hacer para prevenir este problema que ha sido causante de tantas rupturas de pareja, o en el mejor de los casos lograr que estos nunca lleguen a presentarse; por lo que a continuación te damos algunos tips que pueden ser de gran utilidad:
- Identificar y reconocer que se tiene un problema para controlar los celos.
- Elaborar una lista de aquellas acciones o comportamientos que realiza tu pareja y de los momentos en que sientes celos, para detectar qué los ocasiona y veas las cosas de forma objetiva (sin suposiciones).
- Trabajar para mejorar tu autoestima, la confianza y la seguridad en ti y en tu pareja, aumentar tus fortalezas y controlar los pensamientos negativos.
- Expresar abiertamente tus sentimientos y temores a tu pareja, explicándole sobre las situaciones que te hacen sentir incómodo/a.
- Respetar el espacio personal de tu pareja (actividades recreativas en solitario o con otras personas).
- No alimentes tus celos (chequear redes sociales de tu pareja, mirar el tiempo que dura en línea, oler y registrar sus prendas de vestir y artículos personales).
- Centrar tu atención en proyectos y metas personales y cultivar otros vínculos sociales y familiares (hobbies, salidas, cursos, talleres, actividades al aire libre).
Por último, y no menos importante, es bueno recordar que el tema de los celos enfermizos es algo que afecta a ambos miembros de la pareja, por lo que representa una responsabilidad compartida el poder superarlos e involucrarse activamente en ese proceso, siendo confiables el uno para el otro, profundizando el contacto con nuestra pareja, a través de una comunicación asertiva en donde la afectividad y la sexualidad se complementen para mantener la estabilidad en la relación. Recuerda también que no todo está perdido, nunca es demasiado tarde como para quedarse hundido “bajo el poder de los celos” …
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