El proceso de mediación familiar en un divorcio
El divorcio es un acontecimiento que afecta a la familia completa, que dependiendo de las actitudes y manejo de la situación pueden desencadenarse consecuencias negativas perdurables. No obstante, un divorcio bien manejado puede ser una vía hacia la salud y armonía de la familia independientemente de que no exista relación de intimidad entre los padres como pareja.
En República Dominicana, de acuerdo a la ONE (Oficina Nacional de Estadística) en el periodo 2012-2016 se registraron 98,174 divorcios, creciendo a una tasa promedio de un 5 % cada año, lo cual indica un aumento considerable que afecta la célula familiar dominicana.
Analizando esta cifra podemos deducir la necesidad que emerge en nuestra sociedad de profesionales en el área de Psicología que acompañen en este proceso para el bienestar mental de los hijos y restablecimiento emocional de padres que podrían percibir el divorcio como un fracaso en sus vidas.
El proceso de mediación familiar es un recurso que se utiliza para ayudar a los padres a establecer acuerdos bajo el respeto y cooperación mutua, con el fin de cubrir las necesidades biopsicosociales de cada uno de los miembros en particular la de los menores, dentro de un ambiente de armonía y que puedan adaptarse a su nueva vida.
En lo que se refiere a la figura del mediador, éste debe ser una persona calificada para conducir un proceso de mediación, con actitud conciliadora, autocontrol, experto en relaciones interpersonales, tener habilidades de comunicación, negociación y manejo de conflictos, conocimientos de derecho de familia, así como también, manejo de principios claves como son la neutralidad, imparcialidad y confidencialidad de los involucrados.
Antes de iniciar un proceso de mediación es importante dar a conocer cuáles son las funciones principales de la mediación, sus principios, las fases y técnicas a usar para poder brindar un manejo eficiente a las personas que buscan este recurso en la transición de la separación.
Dentro de las funciones podemos mencionar las que plantea H. Touzard:
- Rehabilitar los canales de comunicación en la pareja. Existen casos en donde las parejas llevan años sin comunicarse y el mediador necesita restablecer la comunicación y así se puedan ventilar y pactar los acuerdos.
- Crear el compromiso del cumplimiento posterior de los acuerdos. Es importante que la pareja se comprometa a cumplir a largo plazo las acciones convenidas en la mediación.
- Identificar las acciones a potenciales conflictos. El mediador necesita anticipar cualquier punto de conflicto a largo plazo que pudiera tener la pareja en ponerse de acuerdo en lo que deben hacer con los hijos. Ejemplos de estos: a. Donde pasarán las vacaciones, si se irán fuera del país o si se pondrán en campamentos. b. Tratamiento de las fechas y eventos especiales. c. Celebración de cumpleaños.
- Acordar el manejo de un conflicto actual. Debido a que las parejas han roto la vía de comunicación, existen conflictos subyacentes que no han podido resolver. En la mediación es importante que estos salgan a flote, se conversen y se le pueda dar un tratamiento adecuado para beneficio de los hijos y de ambas partes.
A todo esto se desprende que los beneficios del proceso de mediación son múltiples, ya que permite restaurar la comunicación entre ambos progenitores, posibilita la creación de una atmósfera de cooperación, reduce el riesgo de que los padres utilicen a los hijos como medio litigio infructuoso, previene comportamientos de abandono e indiferencia parental posterior a la separación, ofrece definir un acuerdo adaptado a las necesidades de cada familia, disminuye las consecuencias emocionales negativas y secuelas psicológicas que perturben la salud mental de los hijos.
Si estás pasando por este proceso y te das cuenta que como padres no pueden manejar los problemas de comunicación, hay frecuentes desbordamiento emocional y existe negligencia de tu pareja, busca ayuda, ya que en este periodo de transición lo más importante es centrarse en el bienestar de los hijos, ayudándolos a que desarrollen habilidades de autonomía y hagan uso de sus recursos afectivos internos para aceptar la separación de los padres como pareja, sin afectar la relación ni el vínculo del padre/madre- hijo.
Escrito por:
Rosa Hernández
Psicólogo Clínica
Terapeuta Infanto juvenil
Imagen: www.semana.com