La sutil violencia perversa.
Todo ser humano sueña, anhela y desea esa persona súper especial que nos llenara de amor y cuidados. Soñamos con un amor romántico, lo cual en grandioso y en efecto todos merecemos una relación en el buen trato. Cuando se está soltera/o en muchas ocasiones se entran en páginas para buscar pareja o simplemente las amigas o amigos se vuelven “cupidos”. Y “boom” de repente se conoce a ese ser especial.
Toda relación que inicia se desata una magia especial llamada enamoramiento, es una etapa que despierta lo mejor de cada persona, nos volvemos en alguna manera nos convertimos en la mejor versión de nosotros mismos/as. Todo parece ser maravilloso y en efecto puede serlo cuando la relación inicia con los cimientos del buen trato y con la sanidad emocional de cada una de las partes. Pero qué pasa cuando la persona que se acerca parece tan perfecta que parece mentira, bueno puede ser que dicha felicidad esa eso… una mentira.
Hablaremos sobre los agresores narcisista perversos, dichos agresores y el por qué lo hago en un tono masculino, porque según las estadísticas el 97% de los casos de abuso intrafamiliar se da en función de la relación de poder machista y patriarcal lo cual significa que esa relación de poder dice que la mujer debe ser sumisa y servil. En esa interacción de desigualdad de poder sienta las bases para la violencia hacia la mujer.
El agresor puede hacer búsquedas al azar, pero al encontrar alguien con el perfil de víctima que desean inician todo un ritual que los lleve a garantizar la permeancia en dicha relación. Para la víctima esta persona es la respuesta sus plegarias pues al inicio todo es simplemente perfecto.
Este hombre utiliza estrategias tales como seducción la cual consiste en estudiar los gustos, preferencias, miedos y deseos tanto en la parte psicoafectiva, sexual y relacional. En un principio su conducta se vuelve seductora ante las redes de apoyo de la víctima, esto significa que se hace amigo de sus amigos, amigo de su familia, pero cuando la relación ya está consolidada inicia una escala de desacreditación de las redes de la víctima con el objetivo de alejarla de todo aquel que pueda ver el riesgo en que la misma esta y que pueda apoyarla.
Esta escalada descredito consiste en molestarse si la mujer sale o habla con sus amigas, familia o compañeras de estudio o trabajo, además de señalar y apuntara todos los errores, estilo de vida, eventos traumáticos que conoce sobre las personas que rodean a la mujer, bajo el discurso “te amo y no quiero que piensen mal de ti por andar con X tipo de persona” convenciendo a la mujer de abandonar su red de apoyo y dejándola en el aislamiento.
Con el tiempo la mujer se queda sola pues el agresor con un discurso manipular consigue ser el centro de atención y única persona con la que cuenta la mujer. Claro esto se va dando en un proceso sistemático y progresivo, las estrategias son muchas y varían según la utilidad del mismo.
El narcisista perverso emplea la empatía utilitaria esto significa que aparenta tener empatía con la víctima, pero lo cierto es que solo cuando quiere algo. Con el paso del tiempo la victima desarrolla el síndrome de la mujer maltratada, todo sin que se presente necesariamente la violencia física.
En dichas relaciones de violencia el nivel de daño cognitivo y emocional que viven las victimas es crónico, el agresor casi nunca es descubierto pues a nivel público son personas muy sociables, bien tratantes, extraordinariamente amables, pero cuando son descubiertos por alguien se vuelven hostiles y peligrosos para otras personas.
Salir de una relación de violencia donde el agresor es un perverso narcisista es muy difícil pues al destruir la integridad psicológica de la víctima, la misma entra en indefensión aprendida, no puede ver salidas a dicha situación. El acompañamiento terapéutico es de vital importancia en este caso para que la víctima aprenda a identificar los tipos de violencia que vive, así como las estrategias que utiliza dominar, someter y controlar.
La violencia es una negación a los derechos humanos y es la problemática que mata a más mujeres que el cáncer o el dengue, es momento de tomar conciencia sobre este tipo de vínculo y mirar que todos y todas tenemos derecho a una relación basada en el buen trato.
Heidy Camilo Hilario M.A.
Terapeuta sexual y de pareja
Especialista en violencia intrafamiliar.