Hipersexualización de las niñas como base para el matrimonio infantil forzado

Hipersexualización de las niñas como base para el matrimonio infantil forzado

Nacer y ser niña no está sujeto a elementos solo biológicos sino a una estructura determinada por el contexto socioeconómico, político y cultural. No es una realidad homogénea para todas las niñas y adolescentes de nuestro país.

El proceso de hipersexualización infantil sobre todo en niñas presentado por las clases sociales en la marginalidad es un factor de vulnerabilidad para el matrimonio infantil. Este proceso de sexualizacion se da de manera escalonada desde el adultocentrismo presentándose desde discursos y practicas iniciadas en los ciclos e itinerarios de las mujeres.

Estas prácticas están instauradas en el colectivo imaginario de una gran parte de la sociedad dominicana. Estaremos presentando la comparación de varios estudios donde el matrimonio infantil forzado se da principalmente entre adolescentes y hombres adultos normalizando así el abuso sexual infantil además de los sistemas de creencias que naturalizan la unión consensual como una forma de ascenso social de la mujer.

Según la Organización Panamericana de la Salud OPS, República Dominicana cuenta con una de las tasas más elevadas en el tema de embarazos en adolescentes ocupando la más elevada en Centroamérica. Esto no resulta extraño en un país donde el matrimonio infantil no está prohibido ni sancionado sea por unión consensual o por registro civil.

La sexualización infantil afecta negativamente a la infancia repercutiendo en roles de género estereotipados (Barker y Duschinsky, 2012; Sanabria, 2014) y delitos de agresión y violencia sexuales (Blake, Bastian y Denson, 2016). Y la misma se va presentando desde la imagen (como son vestidas las niñas) hasta la inclusión de ideas basadas en cuidados de la familia a través de la creencia de que llegar la menarquia “ya son mujeres” y como tal deben de actuar.

En este proceso de construcción social se atribuye unos roles, actitudes, valores y expectativas determinadas y diferenciadas a cada sexo, que va conformando la identidad de género y establece los comportamientos, actitudes y pensamientos diferentes para los niños y niñas, adolescentes y jóvenes. En estas concepciones la figura masculina se muestra como un status superior de dominio y valoración respecto a las mujeres (Valls y Prado, 2014). Los esquemas y códigos culturales se interiorizan en niños, niñas y adolescentes a través de los agentes de socialización dominicanos produciendo una naturalización de los comportamientos y actitudes de los roles de género.

Las consecuencias del matrimonio infantil y/o uniones tempranas, niegan a las niñas su niñez, interrumpen su educación, malogran su proyecto de vida, limitan su desarrollo social, las exponen a un embarazo prematuro o no deseado, aumentan el riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual -incluyendo el VIH- entre otras. El matrimonio infantil forzado es una práctica extendida en América Latina y el Caribe, pero muy poco visibilizada. La prevalencia de este fenómeno se evidencia más en las zonas rurales.

Más de 700 millones de mujeres en el mundo se casaron antes de los 18 años y más de 1 de cada 3 (250 millones) se casaron antes de los 15 años. UNICEF 2014

El matrimonio infantil forzado representa para los Estados gastos sociales elevados relacionados con el crecimiento poblacional, gastos para el sistema educativo y pérdida de ingresos para las mujeres y las niñas · El matrimonio infantil forzado tiende a ser poco abordado en su vínculo con otras problemáticas relevantes, como el embarazo en adolescente, la violencia basada en género y la violencia sexual, incluyendo la explotación.

El matrimonio infantil es aquel en el que al menos uno de los dos contrayentes es un niño o niña. De conformidad con la Convención de los Derechos del Niño “se entiende por niño todo ser humano menor de 18 años de edad, salvo que en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad”.

Según el Código Civil, la edad mínima para contraer matrimonio es de 18 años para los hombres, y 15 años para las mujeres. Así queda establecido en el artículo 144: “El hombre, antes de los dieciocho años cumplidos, y la mujer antes de cumplir los quince años no pueden contraer matrimonio’’, “sin embargo, el Gobierno puede, por motivos graves, conceder dispensas de edad” (Art. 145)

El 12.5 % de las dominicanas entre 20 y 49 años se casaron o unieron antes de los 15 años y el 37 % antes de los 18 años. ENHOGAR MICS 2014.

En este sentido se observa en el país que dichas uniones colocan a las adolescentes en mayor situación de vulnerabilidad e incrementación de los índices de pobreza según las distintas investigaciones, pues deben abandonar la escuela la mayoría de ellas y debido a la no formación académica terminan en trabajos muy poco remunerados. Viven en relaciones de violencia pues el mismo hecho de convivir con una persona que generalmente les lleva más de 5 o 10 años mayor ya están en situación de violencia.

Es vital la implantación de políticas públicas para prohibir el matrimonio infantil, así como la elaboración e implantación de la educación sexual en el currículo escolar. Las sanciones a dichas personas deben ser revisadas para que se ejecución sea más drástica la pena.

Heidy Camilo
Psicóloga clínica. Terapeuta sexual y de pareja.
Especialista en violencia.
Centro Vida y Familia Ana Simó