Cuando un hijo muere
El dolor que experimentan los padres tras la muerte de un hijo es devastador, completamente indescriptible. La pérdida de un hijo se considera uno de los duelos más difíciles de atravesar; de hecho, desafortunadamente, los padres en lugar de superar el dolor, aprenden a vivir con él.
Este terrible sufrimiento se hace aún más difícil cuando la muerte se ha producido por homicidio. Cuando a un hijo le quitan la vida, surgen pensamientos de venganza, sentimientos de odio, rabia, impotencia, rencor, desesperación, sin mencionar la honda tristeza que invade el corazón de unos padres que no pudieron hacer nada para evitarlo. Se buscan explicaciones, se reclama a Dios por haberlo permitido o por no haberlo evitado; se cuestionan a sí mismos por no haber tomado las precauciones necesarias para evitar el hecho, y aunque esto no haya sido su culpa, la misma los invade por un tiempo indefinido.
Las muertes por homicidio se convierten en unas de las pérdidas más difíciles de aceptar y tienen riesgo de presentar duelos complicados. La rabia que sienten puede ir dirigida hacia sí mismos, hacia los familiares del homicida, la sociedad, hacia las autoridades; sobre todo en casos en los que a pesar de haber denunciado el delito, el sistema no parece hacer justicia y el asesino queda impune, generando esto temor e incertidumbre de vivir en un país inseguro que no implementa la justicia en defensa de sus habitantes, convirtiendo, por lo tanto, no solo el país, sino el mundo en un lugar peligroso donde el riesgo de vivir es tangible.
Todo proceso de duelo es individual, por lo tanto, cada padre puede experimentarlo de manera diferente. Llorar, luchar por justicia, permitirse sentir el dolor, gritar, reclamar, volver a llorar, permitirá, poco a poco procesar la desgarradora noticia que paralizará su mundo. Aceptar la pérdida y encontrar la paz requiere de un tiempo indefinido.
Es imperativo tomar en cuenta cómo afecta a unos padres y familiares los videos y fotos trágicas que se publican en las redes como noticias. Para que el mundo se entere de las noticias, no es necesario publicarlas de manera infame, despiadada; hacer esto no solo empeora el proceso que viven los familiares, sino que tiene un impacto glorificador para el atacante mostrando el daño que ha hecho, el llanto, la sangre que provocó su delito. Publicar de forma insensible estas noticias, puede tener un efecto dominó en personas con rasgos de personalidad antisocial capaces de provocar daño a los demás, sirviendo lo expuesto como patrón de imitación y por lo tanto la multiplicación de crímenes. Así que antes de alimentar el morbo de los “followers” que siguen las noticias, detengámonos a pensar en las catastróficas consecuencias que esto tendría para la sociedad.
Lic. Lorraine Isa, M.A.
Psicóloga
Terapeuta familiar y de pareja
Especialista en intervenciones en psicoterapia
Imagen de: elpais.com