¿Qué debo hacer? Cuando mi hijo dice mentiras.
Según especialistas infantiles, las primeras mentiras aparecen entre los 3 y 5 años conjuntamente con el desarrollo lingüístico, cognitivo y social de cada niño, mezclando la fantasía con la realidad, pero aún en esta etapa no ha desarrollado la estructura necesaria que le permite distinguir las fabulaciones de su mundo interior con la realidad en la que vive. En este momento no se puede decir que son mentiras con deseo e intención de engañar.
Es más adelante, a partir de los 6 o 7 años que inician las mentiras infantiles con intencionalidad clara y definida de distorsionar o negar la realidad para obtener un beneficio o dar solución a una situación que es molesta para ellos.
Es de su importancia saber que el niño no miente por gusto y que en la mayoría de los casos lo hacen porque su emocionalidad ha sido vulnerada por amenazas, críticas, castigos exagerados, estrés, exigencias, miedos, vergüenza, para obtener más atención y afecto, sin dejar de lado la imitación de conductas (decir mentiras) de los adultos que le rodean que contribuyen a que esta se dé más facilidad.
Pero no todo es malo… ¿Sabía usted que mentir es una etapa natural y una clara manifestación del desarrollo cognitivo del niño?
Ya que es el mismo proceso mental que se requiere para poner atención, planear, y auto controlarse. Esto no quiere decir que se deba permitir las mentiras sino verlo como parte de su aprendizaje y que como padres se le debe enseñar la importancia de la honestidad, la confianza que genera en sí mismo y en los demás, de esta manera poner límites en la tentación de decir mentiras.
¿Cómo abordar la situación?
Cuando lo sorprendas diciendo una mentira no le digas mentiroso poniéndolo en evidencia ante otras personas. Investiga el por qué y la intensión de mentir.
Conversa con el niño sobre el caso.
Genera un ambiente de confianza y refuerza su auto estima.
Si la situación persiste acude a un especialista de la conducta y entre los dos elaboren un plan para modificar dichas conductas.
Solimar Jiménez
Psicopedagoga.
Imagen tomada de: www.serpadres.es