Supervivencia y éxito después de la crisis

Supervivencia y éxito después de la crisis

A propósito de tiempos difíciles, como padres y seres humanos nos preguntamos cómo enfrentar los tiempos con el mínimo daño posible a nuestra salud mental y como fomentar en nuestros hijos recursos y estrategias de afrontamiento que les permitan seguir adelante; dicho en pocas palabras criar “un hijo fuerte y todo terreno” que supere tiempos malos. Es justo por eso la necesidad de hablar de resiliencia y de aquellas cosas que podemos tener en cuenta para cultivarla.

Es bueno aclarar que la resiliencia no garantiza llegar a ser los mejores, pero sí la supervivencia en tiempos difíciles, y la confianza para poder rehacerse y salir adelante. Pero, ¿cómo se define la resiliencia? La resiliencia se ha caracterizado como un conjunto de procesos sociales e intrapsíquicos que posibilitan tener una vida “sana” en un medio insano. Estos procesos se realizan a través del tiempo, generando afortunadas combinaciones entre los atributos del niño y su ambiente familiar, social y cultural; es decir, las cualidades con las que nace, más lo que podemos hacer para favorecerla y construirla en nuestros hijos.

A continuación, les comparto los puntos claves para desarrollar una buena resiliencia:

  1. Enseñarles a percibir los problemas y adversidades como retos.
  2. Permitirles ser independientes. Hacerles las cosas a los hijos, o ayudarles en cada momento, hará que no adquieran habilidades necesarias para su futuro; eso se define como sobreprotección, la cual resulta contraproducente a la hora de fomentar adecuada independencia y sólida autoestima.
  3. Ayudarles a entender que los cambios son parte de la vida, aunque pueden llegar a ser complicados, provocar incertidumbre, miedos, son sentimientos esperados. Enseñarles a que es de humanos sentirse así y acompañarlos para que entiendan que es solo un periodo de transición que conforma la vida y hay que procurar adaptarse.
  4. Darles oportunidades sociales para que hagan nuevas amistades. El que tengan mayor facilidad para hacer o conservar amigos les facilitará que en el futuro tengan una buena red social, se sientan integrados y amparados por la misma, y esto les ayude a superar los problemas.
  5. Enseñarles que el fracaso “no es el final”, sino que les hace aprender. Mostrarles con el ejemplo a seguir animándonos e intentarlo nuevamente hasta lograrlo en lugar de evitar el reto. Por ejemplo, si se muestra desanimado por no haber anotado un gol en el partido, comprender su decepción y motivarlo con frases como: “Tal vez si ayudaste a que otros anotaran. Seguro aprendiste algo para anotar en la próxima, ¡ánimo!”. Si no le fue bien en las calificaciones: “Es una oportunidad para que sepamos en que hay que trabajar más y cómo podemos ayudarte, aunque tengas que esforzarte un poco más”
  6. Cuando hay una pérdida de un ser querido, no hay que evitar que atraviese el duelo, deben enfrentarlo, la muerte es parte de la vida.
  7. Cuesta a veces, pero hay que seguir intentando enseñar a los pequeños a tener rutinas y a ser ordenad en todos los aspectos de su vida (horario, habitación, tareas escolares…) les ayudará bastante a tener una buena capacidad de resolución de problemas, y, por tanto, a desarrollar una buena resiliencia.
  8. Ayudarles a que se conozcan a sí mismos, que conozcan sus puntos fuertes, capacidades, debilidades; esto ayudará a que desarrollen una buena autoconfianza. Como padres debemos ser flexibles y no pretender crear científicos de la Nasa, no porque minimicemos su capacidad, al contrario, porque hemos evolucionado y reconocemos que en la diversidad también hay ciencia, dinamismo y arte. Ejemplo: “No soy bueno en matemáticas” “Pero fíjate en tu buena coordinación en los deportes o en lo bien que cantas.
  9. Ayudarles a desarrollar un buen control de sus emociones, a expresarlas cuando lo necesiten, a compartirlas con su red social y con nosotros; a saber, identificarlas en los demás y a no reprimirlas, siempre teniendo en cuenta la situación social y el momento en el que se encuentre. Es buena idea validar el sentimiento sin justificar las malas acciones con frases como: “Entiendo que te sientas mal, triste o enojado, lo que no voy a tolerar es el irrespeto, malas palabras y agresividad hacia otros, tal vez debas tomarte unos minutos y luego hablamos”
  10. Tener en cuenta que somos el ejemplo más tangible que tienen nuestros hijos y que como solucionen sus problemas será en gran parte una conducta aprendida de como solucionamos los nuestros. Es bueno que mantengamos una actitud positiva frente a los problemas, y hacerles ver que después de estos se continúa viviendo, “no se acaba todo”.

Dra. Ana Yris Silvestre
Psiquiatra infanto juvenil
Centro Vida y Familia Ana Simó
Imagen tomada de: www.infobae.com