Cuando los hijos se van de casa, enfrentando el nido vacío
Los hijos nacen, crecen y se van de casa ya sea porque inician estudios fuera de la ciudad o del país, porque encontraron una buena oportunidad de trabajo o simplemente porque han decido formar su propia familia. Para cualquiera de estos casos, la emancipación de los hijos fuera del hogar puede provocar soledad y sensación de que algo falta en la vida.
El nido vacío es un conjunto de sentimientos y emociones desadaptativas en el período de transición y aclimatación que padecen los progenitores cuando algún hijo se va de casa. De acuerdo a estadísticas basadas en investigaciones, esto lo experimentan hombres y mujeres, sin embargo, las madres son las que presentan mayor manifestación de la sintomatología; esto debido a que por su rol de cuidadora sufre directamente el impacto de la ausencia. En cada etapa evolutiva desde la infancia, pasando por la adolescencia y llegando a la adultez, el proceso de crianza es fuente de satisfacción, motivación, arduo trabajo en educación y grandes temores, por lo cual, a veces los padres sienten una profunda soledad con su partida. A pesar de que este síndrome no está definido ni es parte de un diagnóstico en los manuales clínicos oficiales, se ha determinado que los síntomas son reales, encontrándose dentro de los más comunes:
- Estados de tristeza y ansiedad.
- Problemas de insomnio.
- Sensación de vacío y de que algo falta o sentido de pérdida.
- Melancolía extrema.
- Mayor necesidad de estar vinculado con ese hijo a través de llamadas, cercanía o hablar constantemente de sus recuerdos.
- Deseos de llorar e irritabilidad constante.
- Falta de motivación y somatización corporal.
Esta percepción de ruptura emocional en el vínculo entre padres e hijos es un tanto normal en los primeros días y semanas de separación, sin embargo, si ellas persisten en el tiempo es importante buscar ayuda, ya que podría desencadenar otros trastornos tales como aquellos relacionados a los estados de ánimo, de ansiedad, estrés y conflictos familiares principalmente con la pareja.
Hay padres que no sufren esta transición del ciclo vital, no obstante, hay otros que se les dificulta asumir la realidad de que sus hijos han crecido, que son independientes y que es importante que vuelen con sus propias alas, a pesar de que seguirán siendo su ¨papᨠo ¨mamá¨, con otro tipo de acompañamiento y guía.
¿Cómo se puede afrontar el nido vacío?
Lo primero es aceptar que la vida de tu hijo ha cambiado y es parte de su desarrollo como individuo.
Algunas recomendaciones para prepararte a esta nueva etapa:
- Si tus hijos todavía están en casa y están en la etapa de la adultez joven, conversa con ellos sobre su proyecto de vida y comienza a poner fecha a la posibilidad de que tendrás más tiempo para otras actividades.
- Si tienes pareja, comienza a fortalecer y a estrechar este vínculo, que muchas veces se ve afectado por las ocupaciones de los hijos.
- Define algún proyecto personal que habías dejado de lado por tus responsabilidades, por ejemplo, ser parte de un club o realizar un pasatiempo.
- Aprende algo nuevo que disfrutes y que te ocupe parte del tiempo de ocio diariamente.
- Conéctate con tus amistades, las cuales posiblemente estén pasando por lo mismo que tú.
- Inicia nuevos hábitos y rutinas, esto te dará una sensación de plenitud y bienestar propia.
- Comienza a practicar algún deporte o un plan que mejore u optimice tu estado físico.
- Si ya estás pasando por este proceso, no te aísles, expresa lo que sientes con tus seres queridos, el apoyo familiar y social ayuda a sentirse amado y comprendido en este nuevo cambio de vida.
Rosa Hernández
Psicóloga Clínica
Centro Vida y Familia Ana Simó