La tolerancia en la pareja: una virtud del amor
Entre las múltiples virtudes del amor que se manifiestan en las relaciones de pareja, existen algunas cuya facilidad de expresión se hace presente en cualquier circunstancia y no representa para alguno de los dos miembros de la pareja un gran sacrificio para que se pueda poner en práctica algo que es inherente a esa demostración de cariño; algunas de esas virtudes tales como la generosidad, la independencia, el compromiso, la solidaridad, la confianza, la familiaridad y la comunicación, quizás se encuentren dentro de las que se dan de manera espontánea, sin que haya ningún tipo de presión o exigencia externa.
En cambio, pueden haber otras cuyo modo de manifestarse no siempre viene dado por la naturalidad o el desprendimiento genuino, sino que obedecen más a una petición explícita del otro o a una manera poco convincente de “llevar la fiesta en paz”. Entre esas virtudes que caracterizan al amor y que no siempre a las parejas se les hace fácil desarrollar están: la fidelidad y en el caso que nos ocupa particularmente, tenemos a la tolerancia, algo que a muchos les cuesta demostrar y sobre todo, es algo que en muchas ocasiones está ausente durante la convivencia. Pero ustedes se preguntarán ¿Cómo siendo la tolerancia una virtud del amor, no todos la practican? La respuesta a esta interrogante está ligada al concepto mismo de la palabra; para ello nos hemos valido de algunas definiciones que han aportado reconocidos autores e instituciones que se han dedicado a estudiar este tema; especialmente aquellos que se refieren a la tolerancia que se debe expresar en las relaciones de pareja, entre muchas otras de las interacciones humanas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) define la tolerancia como “el reconocimiento de los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los demás”. En el ámbito particular de las relaciones de pareja, un autor experto en la materia (Willi,1993), conceptualiza el término como “la aceptación y el respeto hacia las diferencias que se puede llegar a tener con la pareja”. En sentido general, cuando nos referimos a esas diferencias el enfoque está puesto en la diversidad de ideas, creencias, lenguas, y cultura, entre otras.
En cuanto a este punto en específico, podemos inferir que no todo el mundo tiene la capacidad de tolerar muchas cosas en su pareja y eso es debido a que existen múltiples factores que van a determinar ese alto o bajo nivel de tolerancia; y para ello basta recordar que se trata de dos seres interactuando en una relación, cada uno con su temperamento, sus rasgos de personalidad, patrones de crianza distintos, entre otros; que pueden ocasionar algunos roces o verdaderos choques que terminan en conflictos, en donde se pierde la esencia de ese vínculo de amor que han decidido formar. A ello se puede agregar: traumas a temprana edad, frustraciones de todo tipo, resentimientos, problemas de autoestima, pérdidas emocionales o físicas; entre tantos otros. Así que cada vez que observemos que alguien a nuestro lado o cercano a nosotros se le hace difícil tolerar ciertas cosas (no todo debe tolerarse); antes de juzgarlo primero evaluemos en qué se fundamenta tanta resistencia o intolerancia hacia determinadas acciones o comportamientos de la pareja o hacia las demás personas con las que interactúa de manera frecuente.
Por otro lado, hay personas que tienen un nivel de tolerancia muy elevado y suelen tener una visión muy optimista de la vida; por lo general se les ha relacionado con aquellas emociones o reacciones positivas hacia quienes tienen ideas, opiniones, valores o creencias distintas o que practican costumbres o rituales diferentes a los que han adoptado como un patrón que rige su propio comportamiento. Sin embargo, eso no significa que no deban estar atentos ante ciertas actitudes o conductas de su pareja, ya que en algunos casos la pareja que logra identificar esto en el otro puede verlo como una debilidad y aprovecharse de eso para no querer realizar el mínimo esfuerzo y trabajar en su propia capacidad de tolerancia y en el cambio adecuado que le permita desarrollar mejores habilidades de convivencia. Por eso es tan importante apoyarse en las otras virtudes del amor como el respeto, la comunicación y la confianza, para lograr un sano equilibrio en la relación.
Esto nos lleva a la conclusión de que debemos afianzar esa tolerancia, valiéndonos de algunos tips que nos permitan fortalecerla y consolidarla en el tiempo:
- Conocer a tu pareja como una persona independiente, con ideas, opiniones y gustos propios.
- Escuchar atentamente las necesidades que te plantea tu pareja.
- Respetar y aceptar las diferencias, especialmente aquellas cosas que no puedes cambiar.
- Identificar tus emociones y las reacciones que te generan las actitudes o creencias diferentes.
- Expresar el punto de vista propio sin herir los sentimientos de tu pareja.
- Practicar la empatía; no juzgar ni burlarse de las diferencias del otro.
- Prepararse para tener desacuerdos en su relación.
- Ser honestos sobre los sentimientos que cada uno le exprese al otro.
- Ser flexibles: no pretender imponer sus ideas a la fuerza.
- Buscar la ayuda profesional, para lograr los acuerdos.
Si logramos aplicar estos consejos en nuestra vida diaria, probablemente ya no tendríamos que recurrir al uso de frases como “no lo/a soporto”; “este/a hombre/mujer me está volviendo loco/a”; “no aguanto más sus manías”; entre tantas otras que denotan la poca o ninguna tolerancia hacia la pareja. Además, se podrían obtener muchos beneficios si trabajamos en el desarrollo de esta virtud que a muchos les falta o que no la practican tan a menudo en sus relaciones personales. Algunos de estos beneficios incluyen: la identificación de aspectos negativos que afectan la comunicación y el entendimiento entre ambos; el fortalecimiento de los vínculos sociales y familiares y la aceptación de diferencias que contribuyen con una convivencia pacífica. Todo ello redunda en un beneficio mayor, ya que al practicar la tolerancia en nuestra relación de pareja al mismo tiempo estamos propiciando el equilibrio emocional tan necesario para vivir la plenitud del amor.
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