“Cuando la ausencia llega”
Cuando dos personas conciben una vida humana, muchas veces no piensan en las situaciones consecuentes que tendrá esta decisión en sus vidas. Los hijos llegan de diferentes formas a la vida de los padres, y muchas veces son incluso relaciones que no tienen un proyecto familiar, en otros casos familias que se forman y luego los padres se separan. También hay escenarios donde los padres viven con los hijos, pero nunca están presentes en el hogar, o si están en el hogar no tienen un vínculo adecuado con ellos.
Estas situaciones se pueden dar en cualquier etapa de desarrollo de los hijos. Dependiendo del momento en que el padre se ausente en cualquiera de sus dos vertientes, emocional o física, producirá un efecto muy particular en la salud emocional de los hijos, ya que las necesidades de afecto van a depender mucho de las demandas vivenciales que tenga cada hijo respecto al entorno donde se está desarrollando (colegio, universidad, grupo de amigos, familia, comunidad, instituciones sociales).
Lo que es indudable es que independientemente de que sea en mayor o menor grado, la ausencia del padre afecta de una forma directa. Tener consciencia para un hijo de que tiene padre, pero no puede contar con su apoyo, ni su presencia, va creando un vacío emocional que nadie podrá llenarlo en ningún momento de su vida, teniendo que sustituirlo con algunos otros elementos que pueden favorecerle para algunas cosas, como esforzarse para lograr metas en la vida, o desfavorecerle como esperar que una pareja le supla el afecto que no ha recibido de su padre.
En el peor de los casos estos hijos pueden incurrir en situaciones perjudiciales. Es el caso de cuando se refugian en amistades inadecuadas que pueden vincularlo con abuso de sustancias o cualquier actividad delictiva, puesto que no tiene la fortaleza emocional que debe ser dada por el padre, y que promueve un sano desarrollo de la conciencia de lo peligroso.
Otro contexto es el del reciclaje emocional. Esto plantea que cuando estos hijos que crecieron en ausencia de sus padres podrían en un futuro vivir el mismo modelo parental que aprendieron en el momento en que las circunstancias le presenten la situación de tener sus propios hijos, siguiendo con una cadena de injusticia parental que se va transmitiendo de generación en generación.
Cada hijo va forjando su personalidad de una manera muy particular, por lo que hacer generalizaciones no es prudente. Por eso en la vida cotidiana se puede observar como la ausencia emocional o física del padre tiene efectos diferentes en los hijos. Esto no significa que se deba nunca apostar a la negligencia afectiva paternal, en el entendido de que cada padre debe ser responsable de dar el sustento emocional necesario a sus hijos, ya que es un legado de sus decisiones existenciales en esta vida.
Ramón Emilio Almánzar, MA, MCs, PhDc
Psicólogo, Sexólogo, Terapeuta Familiar Sistémico
Centro Vida y Familia Ana Simó
Imagen tomada de: eresmama.com