La otra familia
En los sistemas de creencias machistas se encuentra el pensamiento arraigado del permiso social para que el hombre tenga triángulos amorosos, es decir, tenga una amante; este pensamiento pasa de generación a otra a través del discurso: “todo los hombres son infieles o mientras yo no lo sepa ni sea cerca de mi casa no tengo problemas con que él tenga otra”.
Esta idea sostiene que el hombre mientras mantenga económicamente estable la familia legal, es decir, la mujer con la que se caso y con la cual mantiene una relación socialmente estable y presentada en las familias de origen es “normal” que se tenga una amante con la cual se funda una familia paralela.
Esta relación paralela se presenta en el tiempo como un vinculo afectivo cercano, con el contrato explicito e implícito de que esta mujer será la amante o querida de este hombre y que sus características van a permanecer en cierto secreto. De acuerdo con Kristen Houghton, especialista norteamericana en múltiples temas femeninos, cuando una mujer acepta el rol de amante de un hombre casado en 95% de los casos está apostando a una relación de perder/perder.
Las necesidades de la familia de un hombre casado siempre superarán las necesidades de la amante, La vida con la amante siempre será un secreto, y esta a su vez tendrá como compromiso básico brindar un ambiente de cero estrés para este hombre. Sólo 5% de los hombres casados deja a su esposa por una amante; legal y financieramente las amantes no tienen NADA que reclamar.
Pero qué pasa cuando esta amante tiene hijos, entonces esta relación se convierte en una familia paralela y las condiciones cambian, encontrándose en la disyuntiva de publico/secreto. Pues la existencia de los hijos tarde o temprano sale a la luz pública y con esto se conoce la existencia de dicha familia.
Estos hijos son conocidos como hijos bastardos, es decir, personas que nacen sin ser hijos legítimos, en la actualidad si este hijo es reconocido como hijo del hombre pasa a tener los derechos legales de los hijos concebidos dentro del matrimonio.
Pero socialmente hablando estos hijos cargan con el estigma social de ser hijos de las amantes de ciertos hombres, la vida tanto de la amante como de estos hijos está cargada de dolor, rabia, frustración y angustia. Se torna una disputa eterna sobre la posición de cada uno de los hijos y de ambas mujeres, donde estas mujeres se lanzan a una carrera feroz sobre posicionar su supremacía sobre la otra en muchas ocasiones.
Lo cierto es que la esposa termina aceptando a los hijos de la amante bajo la premisa de que estos hijos no tienen la culpa y sobre todo que si ella los rechaza esta rechazando al marido y corre el riego de que el hombre se vaya con la amante; viviendo un infierno de angustia y dolor; mientras la amante por otro lado sufre la certeza de que no tiene ningún derecho sobre este hombre más que el derecho que tienen sus hijos.
Las familias paralelas son comunes en nuestra sociedad y no por esto son saludables; generalmente van a terapia por un proceso depresivo y un profundo desarraigo dentro del concepto familia, pues su padre es periférico y en muchas ocasiones ausente. Toda familia debe contar con los elementos básicos como son nutrición física y emocional.
Heidy Camilo M.A.
Terapeuta sexual y de pareja
Especialista en violencia intrafamiliar
Centro Vida y Familia Ana Simó