Madres con depresión
Como es sabido, la depresión es un trastorno emocional que causa un sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en realizar diferentes actividades hasta las que son placenteras, también es posible presentar dificultades para realizar las obligaciones cotidianas y se llega a sentir que no vale la pena vivir.
Es posible que sepas que las mujeres padecemos depresión en mayor medida que los hombres, de hecho, tenemos el doble de probabilidad de experimentar un episodio depresivo a lo largo de la vida, ahora bien, te preguntarás el ¿por qué?
Se ha comprobado que la suma de factores biológicos, psicosociales, genéticos y hormonales, son los responsables, como veremos a continuación:
- Factores genéticos: existe cierta predisposición en los genes que facilitan que, en situaciones de estrés, la mujer desarrolle esta condición en algún momento de su vida. La existencia de antecedentes familiares suele ser un indicador de este factor.
- Factores hormonales. Las hormonas juegan un rol fundamental en el bienestar de las personas. No obstante, la frecuencia con que la mujer atraviesa cambios hormonales (por ejemplo, durante el ciclo menstrual, en el embarazo o el posparto) aumenta el riesgo de que sufra de depresión.
- Factores biológicos: las diferentes etapas de la vida traen consigo cambios físicos y psicológicos que incrementan el riesgo de sufrir depresión.
- Factores psicosociales. Tanto las condiciones personales como el entorno social y laboral actúan sobre la salud mental y el bienestar de las personas. En el caso de la mujer, la presión social y la variedad de roles que atraviesa en simultáneo (por ejemplo, empleada, esposa y madre) influye en el aumento del estrés y conduce a que sea más propensa a sufrir depresión.
Lo que nos lleva a la conclusión de que muchas de las mujeres que están cumpliendo con el rol de ser madre presentan algún tipo de depresión. Ahora bien, ¿cómo afecta esto en la crianza de sus hijos? Una madre es la figura principal de apego del niño, le contagiará esa tristeza. Es por esto que las madres, cuando tengan algún tipo de angustia, inseguridad o miedo, deberían buscar ayuda inmediatamente desde el momento del nacimiento de la criatura. La maternidad implica un gran cambio a nivel físico, psicológico y social para la madre, tener un bebé supone comenzar una etapa llena de alegrías, cambios, sacrificios y felicidad, pero en ocasiones estos sentimientos son opuestos a los esperados.
El vínculo que se forja con su madre, más allá de la alimentación y cuidados imprescindibles durante los primeros meses, será la base fundamental para un crecimiento y desarrollo sano, esto dependen directamente de la salud de la madre además “las experiencias afectivas existentes en la relación madre-hijo son ingredientes fundamentales en el desarrollo de la personalidad y en el proceso de maduración del niño. Estas experiencias también influyen en el apego del niño
Se han hallado evidencias científicas que establecen que los niños que no desarrollan un apego seguro, de adultos muestran mayor tendencia a la inseguridad, presencia de ansiedad, patrones de dependencia y falta de comunicación.
Los hijos de madres deprimidas tienen de dos o tres veces más probabilidades de desarrollar trastornos del estado de ánimo, y están en un mayor riesgo de deterioro funcional a través de múltiples aspectos, incluyendo el funcionamiento cognitivo, social y académico, y una salud física pobre.
El impacto psicológico negativo en los hijos no se hace esperar; Cuando una madre sufre depresión, no sólo ella se enferma: casi el 50% de sus hijos también lo hacen, por lo que alerto sobre la necesidad de que se le preste atención a ellos: “Los altos niveles de depresión de la generación actual obedecen a probables hijos de madres que nunca supieron que tenían este trastorno o que nunca se trataron”.
Hay que dar a la depresión su verdadera importancia. Minimizarla o intentar aparentar que nada malo ocurre es un error que solo puede agravar la situación. Es importante confiar, escuchar y comprender.
Por supuesto, la ayuda de buen psiquiatra es indispensable. Un buen profesional ayuda a despejar la situación, evitará que se haga resistente y aliviará el sufrimiento tanto del paciente como de sus propios seres queridos, especialmente de los hijos.
La depresión puede ser un factor determinante en la relación madre e hijo, condicionando seriamente el desarrollo del pequeño. De ahí que sea necesario tratarla de forma conveniente para darle a los pequeños toda la felicidad que se merecen.
Centro Vida y Familia Ana Simó
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