Crisis matrimoniales

Crisis matrimoniales

Las parejas conllevan en su construcción un periodo importante de autoconocimiento. Ignorar esta etapa por razones como dependencia, confundir el hacer feliz al otro con el ceder constante y la complacencia, o el olvidar que son individuos con sus propios espacios para compartir el todo en todo momento, son razones que obnubilan la oportunidad de conocer quienes somos y como es en la realidad el compañero o compañera que he elegido en mi vida.

En la etapa del enamoramiento, muchas cosas pueden verse sobre dimensionadas en lo positivo e ignoradas en lo negativo. Debemos estar conscientes de que lo que nos convierte en seres humanos es esa imperfección que parece no molestar al inicio y que luego se vuelve el “talón de Aquiles” de la relación. Terminamos por olvidar de qué nos enamoramos y nos enfocamos en lo que no nos gusta del otro.

Una de las crisis más comunes que existen por la falta de autoconocimiento son las expectativas en la afectividad recibida. Somos seres distintos, nos expresamos y actuamos de manera diferente, mucho lo hemos aprendido de nuestra familia original, de nuestra ascendencia, igual el otro. Un libro utilizado en la terapia para trabajar este aspecto es “Los lenguajes del Amor” de Gary Chapman, nos muestra como cada individuo tiene una manera o varias de percibir el afecto del otro, y de darlo a los demás. Esto es vital para trabajar la expectativa frustrante o la decepción o percepción que refieren muchas personas de que “mi pareja no me quiere”, “no me lo demuestra”. Chapman nos señala que existen cinco lenguajes: palabras de afirmación, tiempo de calidad, regalos, actos de servicio y contacto físico. Conocer, identificar y compartir con nuestra pareja las formas de nuestro lenguaje del amor nos ayudará a fortalecer la intimidad y la comunicación.

La falta de confianza que generan las dudas es otra realidad que amenaza la estabilidad de los matrimonios en estos tiempos. La inseguridad se apodera de nuestras emociones y da pie a generar caos y malestar conyugal. La confianza es un acto de fe frente al compromiso del otro en la relación. Por lo que, cuando se ve troncada, evidenciar un cambio puede ser difícil para la pareja afectada por la traición. Es importante, llegada esta situación donde se ve que hay un estancamiento en la reconstrucción de la pareja luego de vivir una experiencia que destruya la confianza en uno de los dos, dejarse acompañar por un especialista en vez en ahogarse en estrategias de vigilancia que generan más angustia y dolor. Hemos visto, como los duelos no resueltos en estos casos por la falta de perdón o el estancamiento en el dolor, dificulta en gran medida que la pareja sane y genere resiliencia. En este punto es importante conocer la voluntad y la congruencia del otro frente al hecho que ha cometido, comprendiendo también que es un proceso que necesita tiempo, aceptación y tolerancia para sanar la herida emocional provocada.

Las crisis matrimoniales generadas por el impacto en la economía familiar son más complejas aún, no solo se relaciona con la escasez de fuentes de ingresos, la pérdida del empleo o desempleo prolongado por uno de los miembros de la pareja, sino que también influyen el hecho de que la gestión económica no alcanza las expectativas de participación de uno de los miembros, las metas particulares priorizadas frente a las metas en común, la diferencia en las cuotas de contribución de los miembros de la pareja o el desequilibrio entre los ingresos generados y los aportes distribuidos de manera inequitativa de estas cuotas, y otros factores de orden cultural en matrimonios transculturales donde existe una diferencia marcada en los roles de género frente al aspecto económico y las expectativas de uno de los cónyuges. Este desafío requerirá de la pareja, en la práctica de su manejo financiero familiar, competencias de concertación y negociación, así como una comunicación asertiva frente a las expectativas individuales y del proyecto de pareja de cada miembro.

Existen crisis generadas por la crianza de los hijos. Ambos pueden tener una visión distinta de la crianza, que, al ponerse en práctica, si logran compartir y establecer estrategias comunes, estas pueden complementarse en vez de convertirse en un obstáculo para la crianza o en un conflicto para la pareja. La falta de comunicación empeora esta situación, y se complica cuando hay familias compuestas, es decir con padrastro o madrastra, donde los hijos ya presentan dificultad en la aceptación del nuevo miembro.

Otras situaciones que influyen en la aparición de este tipo de crisis son los conflictos de pareja que terminan involucrando a los hijos al hacer alianzas o coaliciones contra uno de los miembros de la pareja, además del sobre involucramiento de la familia extensa en el proceso de crianza (los abuelos asumen mayor protagonismo en el rol parental de la familia nuclear, u otros actores de la familia extensa que sustituyen los roles parentales) o la vinculación de la familia extensa en los conflictos de la pareja.

Los estilos parentales, son la manera en que se ejerce la parentalidad en la vida diaria para la resolución de los problemas, establecer los límites y dirección de la familia convirtiendo en el marco de referencia para el accionar de los hijos. Estos son: democráticos, autoritarios, negligentes y permisivos. El estilo democrático es el que genera un crecimiento y desarrollo sano de los hijos. Si no es tu caso, y tu hogar está cargado de conflictos, busca ayuda de un terapeuta familiar que les permita identificar sus estilos parentales y trabajen en equipo para la mejora. Esto no solo ayudará a tus hijos, sino que permitirá que vayan mitigándose las crisis matrimoniales generadas por estas diferencias en el ejercicio de ser padres y madres. La congruencia entre lo que se dice y se modela por parte de los dos padres es vital para el sano desarrollo de los hijos.

Un matrimonio sano y resiliente, necesita de un arduo trabajo de autoconocimiento. Entender quienes somos y quién es el otro, no desde la mirada de la expectativa de lo que yo quiero que sea, sino de la realidad de lo en verdad podemos ofrecer, nos ayudará crear una pareja resiliente, capaz de enfrentar las crisis vitales y crecer con ellas.

Dra. Patricia Reyna

Terapeuta familia y de parejas,

PhD en psiquiatría.

Centro Vida y Familia Ana Simó

Imagen tomada de: https://www.orissapost.com/