Anatomía de un amor platónico

Anatomía de un amor platónico

El término que se conoce como amor platónico hace referencia a una variación sobre la idea del amor que definía el filósofo griego Platón en sus escritos; Platón definía el concepto del amor, como algo esencialmente puro, que iba acompañado de pasiones ya que éstas, sostenía el filósofo, eran materiales, efímeras, ciegas y falsas.

Asimismo, Platón también creó la teoría de las ideas, que sostenía que en el mundo de las ideas todo era perfecto, y que las ideas y/o idealizaciones respondían a una copia imperfecta de la realidad; Para el, de esta manera funcionaba el amor platónico, de manera irreal, sostenido entonces por idealizaciones, pasión, con ideas que solamente eran perfectas en la mente del “enamorado”.

Podemos decir entonces que al amor platónico lo sustenta la irrealidad y la idealización del “objeto” del deseo, su belleza y en algunos casos la inteligencia que se percibe y el carácter.

Cuando construimos un amor platónico en nuestra mente, en torno a una persona real, e idealizamos no solo la persona deseada, sino también, el desempeño de una relación perfecta, va generando un bienestar en áreas específicas de nuestro cerebro, principalmente en el “núcleo accumbens” cuya estructura, en asociación con otras áreas del cerebro, constituye lo que se conoce como un sistema de recompensa el cual se generará a la aparición del estímulo, real o no, organizando sensaciones de placer en quien idealiza.

Este sistema de recompensas se va a encargar de reforzar la acción (en este caso un pensamiento no necesariamente real) y a generar placer cada vez que aparezca el estímulo lo que hace que se vaya potencializando a medida que se piense más en el amor platónico, lo que pudiera generar comportamientos de búsqueda y procurar un acercamiento.

¿Pero qué pasa cuando el individuo/a se acerca al amor platónico o de hecho logra entablar una relación con ese ser idealizado, físicamente real pero muy probable que muy diferente a lo que ha idealizado la persona “enamorada”?

Pueden suceder dos cosas:

Luego que la persona enamorada puede constatar el desempeño de su relación real (en el caso de que se logre establecer), con la que tuvo gestando en sus pensamientos, probablemente que genere en la persona sentimientos de frustración y desilusión hacia el amor platónico; el cual, por evidentes razones, no es responsable de no llenar expectativas irreales.

Sin embargo y según los niveles de “realidad” que tenga la persona “enamorada” del amor platónico, puede surgir lo que se conoce como “amor seguro” el amor que se da después de la pasión, después de las cenizas de un amor platónico, pero sin desilusión, sino con aceptación de lo que realmente es esta persona que se idealizó ahora en un contexto real.

Esto último implica, querer al otro por lo que es no por lo que queremos que sea sin idealizaciones, sin expectativas, amando de una manera realista y sin apegos.

Las sensaciones de placer que genera un sistema de recompensa son altamente regodeantes para nuestro cerebro y por ende nuestro cuerpo, sin embargo, basado en expectativas irreales pudiera ser contraproducente a la hora de materializar nuestro deseo.

Las altas expectativas son un opio para el cerebro, ame, enamórese desde la realidad de lo que el otro le puede ofrecer, comuníquese, pregunte, dedicarse a conocer esa persona con la que quiere generar ese vínculo sano le propondrá un terreno más seguro.

Por:

Mabel Mejía Espinal
Psicóloga, Terapeuta Familiar y de Parejas
Imagen: https://www.fucsia.co